Cuando
el 8 de enero de 1935 la joven Gladys Love Presley tomó por primera
vez entre sus brazos a su pequeño Elvis, seguramente no sospechaba
que quien para ella era el “rey de la casa”, sería conocido por
todo el mundo como el “Rey del Rock”.
Siendo
niño mostró interés por la música, y en la iglesia descubrió el
gospel, que marcaría una profunda influencia en su carrera. Ya
adolescente, grabó un par de canciones para regalar a su madre en el
sello discográfico Sun, y Sam Phillips, su dueño, quedó
sorprendido con el descaro de un chaval que sentía y cantaba la
música como un negro.
Lo
demás vino rodado: conciertos, grabaciones, películas. Su forma de
cantar, su contoneo de cadera, no podían dejar indiferente a la
población norteamericana, que se debatía entre la histeria y el
escándalo. Corrían los años 50. El Rock & Roll había nacido y
Elvis era su Rey.
Su
temprana muerte (a los 42 años) dejó sin respiración
momentáneamente al Planeta, que decidió que no podía ser: el Rey
era inmortal. Tal vez por eso, el pasado día 8, fecha en que
hubiese cumplido 80 años, la prensa mundial nos recordó que Elvis
solo morirá cuando nos olvidemos de él. Y eso parece poco probable.
LUNES.
LEYBER/STOLLER.
Jailhouse rock.
MARTES.
AXTON/DURDEN/PRESLEY. Heartbreak Hotel.
MIÉRCOLES.
PERKINS. Blue suede shoes.
JUEVES.
LEIBER/STULLER. Hound dog.
VIERNES.
CRUDUP. That’s all right.
Publicado por Aicia Ramonet.
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