"El artista [...] apela a nuestra capacidad de deleite y
de asombro, a la sensación de misterio que rodea a nuestras vidas, a nuestro
sentido de compasión, y belleza, y dolor; al sentimiento latente de hermandad
con toda la creación… y a la sutil pero invencible convicción de solidaridad
que teje en uno solo la soledad de innumerables corazones; a la solidaridad en
los sueños, el gozo, el dolor, las aspiraciones, las ilusiones, la esperanza,
el miedo, que unen a los hombres entre ellos, que unen a la humanidad: a los
muertos con los vivos y a los vivos con los que no han nacido aún. [...]
Mi tarea, la que trato de llevar a cabo, es –mediante el
poder de la palabra escrita– hacerles oír, hacerles sentir; es, antes que todo,
hacerles ver. Es
eso, y no otra cosa; y es todo. Si lo logro, encontrarán allí lo que ustedes se
merecen: exaltación, consuelo, miedo, encanto –todo lo que reclaman– y, quizás,
también ese atisbo de verdad que se habían olvidado de pedir. Arrebatar del
implacable correr del tiempo, en un momento de valentía, una pasajera fase de
la vida es apenas el comienzo de la tarea. Enfrentada con sentimiento y con fe,
la tarea consiste en exhibir ante los ojos de todos, sin dudar y sin miedo, el
fragmento de vida rescatado bajo la luz de un momento de honestidad. Es mostrar
su vibración, su color, su forma; y por medio de su movimiento, su forma y su
color, revelar la sustancia de su verdad, desvelar su secreto inspirador: el
esfuerzo y la pasión en el corazón de cada convincente momento. En un esfuerzo
empecinado como ese –si uno lo merece y es afortunado– tal vez uno pueda
alcanzar una sinceridad tan transparente que por fin la visión de remordimiento
o piedad, de terror o gracia, expuesta despertará en el corazón de quienes la contemplan
ese sentimiento de irresistible solidaridad; de la solidaridad en el origen
misterioso, en el trabajo, en el gozo, en la esperanza, en el incierto destino
que une a los hombres entre ellos, y a toda la humanidad al mundo invisible.
Joseph Conrad, Prefacio a The
Nigger of the “Narcissus” (1898). Traducción de
Martín F. Yriart
No hay comentarios:
Publicar un comentario