Hay
ciertas experiencias que considero irrenunciables para cualquier buen
aficionado a la Música. Sin duda una de ellas es ir (al menos una
vez en la vida) a la ópera. Dejarse cautivar por el embrujo de un
teatro de ópera, sorprenderse con sus decorados y puesta en escena,
caer rendido ante la belleza del texto que se hace música e
interpretación… Son estos algunos de los ingredientes que
convierten la ópera en la forma vocal más importante de todos los
tiempos, que la mantienen vigente e inmortalizan pese a que los
gustos musicales de la mayoría vayan por otros derroteros.
Recientemente
he tenido la satisfacción y el placer de compartir con mis alumnos
de 2º de ESO tres óperas que hemos visto y trabajado en las aulas:
L’Orfeo
(la primera ópera de la Historia de la Música, de Claudio
Monteverdi),
D. Giovanni
(del genial Mozart, inspirada en el mito de Don Juan) y Turandot
(de Giacomo Puccini, basada en un legendario cuento de origen persa).
Creo no equivocarme si digo que les ha conmovido y sorprendido este
lenguaje que, para ellos, era absolutamente desconocido.
Con
tan buena acogida, como diríais vosotros, “me he venido arriba”
y no puedo resistir la tentación de hacer extensiva esta invitación
a la ópera a todos los que formamos parte de nuestro querido María
Guerrero.
LUNES.
MONTEVERDI. L’Orfeo. Fanfarria.
MARTES.
MOZART. Don Giovanni. Madamina, il catalogo è questo.
MIÉRCOLES.
MOZART. Don Giovanni. Là ci darem la mano
VIERNES.
PUCCINI. Turandot. Nessun dorma.
Publicado por Alicia Ramonet.-
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