Gracias al blog de la asociación Entrelibros llega a nosotros este precioso poema de Eloy Sánchez Rosillo:
Te
equivocas, sin duda. Alguna vez alcanzan
tus manos el milagro;
en
medio de los días que idénticos transcurren,
tu indigencia, de
pronto, toca un fulgor que vale
más que el oro más puro:
con
plenitud respira tu pecho el raro don
de la felicidad. Y bien
quisieras
que nunca se apagara la intensidad que vives.
Después,
cuando parece que todo se ha cumplido,
te entregas, cabizbajo, a
la añoranza
del breve resplandor maravilloso
que hizo hermosa
tu vida y sortilegio el mundo.
Tu error está en creer que la
luz se termina.
Al cabo de los años he llegado a saber
que en
la naturaleza del milagro
se funden lo fugaz y lo perenne.
Tras
su apariencia efímera,
el relámpago sigue viviendo en quien lo
vio.
Porque su luz transforma y ya no eres
el hombre aquel que
fuiste antes de que en tus ojos,
de que en el fondo oscuro de tu
ser fulgurase.
No, la luz no se acaba, si de verdad fue
tuya.
Jamás se extingue. Está ocurriendo siempre.
Mira dentro
de ti,
con esperanza, sin melancolía.
No conoce la muerte la
luz del corazón.
Contigo vivirá mientras tú seas:
no en el
recuerdo, sino en tu presente,
en el día continuo del sueño de
tu vida.
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